Jesús hizo su primer milagro en una boda (Juan 3: 1-11) y enseñó que el matrimonio es permanente y santo (Mateo 19: 3-9). Los apóstoles enseñaron sobre la belleza y el significado del matrimonio en todo el Nuevo Testamento (1 Pedro 3: 1-12).
San Pablo incluso enseñó (Efesios 5: 21-33) sobre el misterio de la relación entre los miembros de la Iglesia y Cristo el novio como análogo a la relación entre marido y mujer en el sacramento del Matrimonio.
“Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla”, (Ef 5, 25).
El Matrimonio Cristiano es un sacramento que ordena que el esposo y la esposa se sirvan unos a otros. Este servicio se basa en la virtud Cristiana de la caridad y se realiza con un espíritu de cuidado y preocupación por el bien del cónyuge y los hijos siguiendo el ejemplo de Cristo.
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y pasan a ser una sola carne. (Génesis, 2,24).
Además, deben vivir fielmente y cumplir las exigencias del matrimonio. Es importante mantener viva la llama del amor, siendo el amor, el fundamento del Sacramento del Matrimonio.
“Que todos respeten el matrimonio y ninguno manche la unión conyugal. Dios castigará a los licenciosos y a los que cometen adulterio”, (Hebreos 13, 4).