En su carta sobre la familia cristiana, «Familiaris Consortio», San Juan Pablo II describe tres etapas de la preparación al matrimonio: la remota, la próxima y la inmediata.
La preparación remota comienza al principio de la vida, se extiende a lo largo de la infancia y consiste en todo lo que se aprende de los padres y de otras personas sobre las relaciones, los valores y la fe, y cómo influyen en el matrimonio.
En la etapa próxima las personas entran en contacto con las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio cuando las familias, las escuelas y las parroquias forman nuestras ideas sobre el matrimonio.
La preparación al matrimonio se completa en la etapa de preparación inmediata, durante la cual un hombre y una mujer proceden en oración a través de un proceso estructurado que les permite adquirir conocimiento de sí mismos, del otro y de la alianza matrimonial.
Esta preparación mejora la capacidad de la pareja para realizar el intercambio libre y maduro de votos que requiere el matrimonio cristiano.
La preparación inmediata al matrimonio resalta que la relación de la pareja es un camino de fe que continúa después de la boda y durante toda la vida familiar.