En este mundo convulsionado donde las relaciones cada vez son más frágiles debido a la falta de respeto, amor y comprensión, es necesario, cuidar a la institución de la familia; es que estamos llamados a preservar el modelo fundamental de Jesús, María y José y no es otro que la «Sagrada Familia».
Seamos imitadores de la «Sagrada Familia», justamente en tiempos como los que estamos viviendo. Todos los días hay amenazas hacia los esposos y los hijos.
Por lo tanto, es necesario que los padres y también los hijos tengan presente que la familia es una manifestación de amor y gratitud de Dios.
Significa que debemos fomentar los valores de responsabilidad, honestidad, fraternidad y respeto.
En muchas familias hay problemas, de allí que, el reto es trabajar para superar cada obstáculo con el propósito de mantenerse unidos.
Se puede salir adelante teniendo como base el amor que nos enseña Jesús misericordioso.
Si queremos superar los males que atacan a la familia, es indispensable valorar la misión del Sacramento del Matrimonio, donde se desarrolla el hombre y la mujer de manera integral y por ende, donde se sanan los males de la sociedad.
La familia es el lugar donde Dios viene al mundo al encuentro con los hombres. Mediante la comunión entre personas es donde se aprende el valor de amar y ser amado.