El Papa Francisco presidió la Santa Misa con rito de canonización de 14 beatos en la Plaza de san Pedro y recordó que estos nuevos santos vivieron según el estilo de Jesús: el servicio.
«La fe y el apostolado que llevaron a cabo no alimentaron en ellos deseos mundanos ni ansias de poder, sino que, por el contrario, se hicieron servidores de sus hermanos».
Se trata de la canonización de los mártires de Damasco, los frailes menores españoles Manuel Ruiz López, Carmelo Bolta, Nicanor Ascanio, Nicolás M. Alberca y Torres, Pedro Soler, Francisco Pinazo Peñalver y Juan Jacobo Fernández, y el austriaco Engelbert Kolland, y los laicos maronitas Francesco, Abdel Mooti y Raffaele Massabki; el fundador de los Misioneros de la Consolata, José Allamano; la fundadora de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, María Leonia Paradis; y la fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo, Elena Guerra.
Durante la ceremonia, el Papa Francisco ha pronunciado una homilía en la que ha dedicado unas palabras a los nuevos santos: «A lo largo de la agitada historia de la humanidad, ellos fueron siervos fieles, hombres y mujeres que sirvieron en el martirio y en la alegría, como el hermano Manuel Ruiz López y sus compañeros. Son sacerdotes y consagradas fervientes de pasión misionera, como el padre José Allamano, sor María Leonia Paradis y sor Elena Guerra».
El Papa Francisco también recordó que «Jesús es el Dios del amor, que se abaja para alcanzar a los humildes; que se hace débil para levantar a los débiles; que trabaja por la paz y no por la guerra; que vino para servir y no para ser servid».