¿Cómo ganar la indulgencia en el Jubileo 2025?

Durante el Jubileo Ordinario del 2025 permanece en vigor cualquier otra concesión de Indulgencia. Es decir, todos los fieles verdaderamente arrepentidos, excluyendo todo afecto al pecado, y movidos por espíritu de caridad y purificados a través del sacramento de la penitencia y alimentados por la Santa Comunión, oren por las intenciones del Sumo Pontífice, podrán conseguir del tesoro de la Iglesia, plenísima Indulgencia, remisión y perdón de sus pecados.

De que manera:

Los fieles, en este año jubilar llamados peregrinos de esperanza, podrán conseguir la Indulgencia Jubilar concedida por el Papa Francisco si emprenden una peregrinación:

1) Hacia cualquier lugar sagrado jubilar: participando devotamente en la Santa Misa (siempre que lo permitan las normas litúrgicas se podrá utilizar especialmente la Misa propia por el Jubileo o bien, la Misa votiva: para la reconciliación, por el perdón de los pecados, para pedir la caridad y para fomentar la concordia).

2) En una Misa ritual para conferir los sacramentos de iniciación cristiana o la Unción de los enfermos; en la celebración de la Palabra de Dios; en la Liturgia de las Horas (oficio de lecturas, laudes, vísperas); en el Via Crucis; en el Rosario mariano; en el himno del Akathistos; en una celebración penitencial, que concluya con las confesión individual de los penitentes, como está establecido en el rito de la Penitencia.

Donde?:

En la iglesia catedral u otras iglesias y lugares sagrados designados por el Ordinario del lugar. Los Obispos tendrán en cuenta las necesidades de los fieles, así como la oportunidad misma para mantener intacto el significado de la peregrinación con toda su fuerza simbólica, capaz de manifestar la necesidad apremiante de conversión y de reconciliación.

En la mayoría de las catedrales los obispos diocesanos inauguraron oficialmente el Año Santo local con la Misa del 29 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia. De allí que los obispos clausuren las celebraciones locales del Año Santo el 28 de diciembre de 2025.

Mientras tanto, las catedrales serán probablemente los lugares de celebración de los Jubileos diocesanos. Los invitamos a conocer la información de su Diócesis.
Por ejemplo, en Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos, han planeado siete peregrinaciones a su catedral de San Andrés a lo largo del Año Santo para diferentes grupos, como jóvenes, personas de la tercera edad, matrimonios y comunidades vietnamita y hispanos latinos.

Hacer una Peregrinación

Aquellos fieles quienes no pueden viajar a la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo, Roma, lo podrán celebrar en las Iglesias particulares. Recomendamos que pregunten en sus respectivas parroquias.
Esta peregrinación expresa un elemento especial en el año jubilar.

«Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida. La peregrinación a pie favorece mucho el redescubrimiento del valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial», dijo el Papa Francisco.

De esta manera, los católicos pueden peregrinar a lugares santos locales, o incluso a sus propias parroquias, para rezar, confesarse o celebrar Misa. Muchas diócesis han designado determinadas parroquias o lugares santos como lugares de peregrinación durante el Año Santo.

Estos lugares ofrecen a los peregrinos la oportunidad de recibir la Indulgencia Jubilar, una gracia que remite las penas temporales del pecado. La indulgencia plenaria también puede recibirse mediante visitas piadosas a lugares sagrados y la realización de obras de misericordia.

Obras de misericordia y de penitencia:

Los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, con ánimo devoto, participarán en las Misiones populares, en ejercicios espirituales u otros encuentros de formación sobre los textos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, que se realicen en una iglesia u otro lugar adecuado, según la intención del Santo Padre.

Norma según la cual se puede conseguir solo una Indulgencia plenaria al día (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 18, § 1):

Los fieles que habrán emitido el acto de caridad en favor de las almas del Purgatorio, si se acercan legítimamente al sacramento de la Comunión una segunda vez en el mismo día, podrán conseguir dos veces en el mismo día la Indulgencia plenaria, aplicable solo a los difuntos (se entiende al interno de una celebración Eucarística; cfr. can 917 y Pontificia Comisión para la interpretación auténtica del CIC, Responsa ad dubia, 1, 11 jul. 1984).

Siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo:

Los fieles sean estimulados a realizar más frecuentemente obras de caridad o misericordia, principalmente al servicio de aquellos hermanos que se encuentran agobiados por diversas necesidades.

Redescubran más precisamente “las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos” (Misericordiae vultus, 15) y redescubran asimismo “las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.

Visitar a los enfermos:

Se podrá conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigen a visitar por un tiempo adecuado a los hermanos que se encuentran en necesidad o en dificultad (enfermos, encarcelados, ancianos en soledad, personas con capacidades diferentes…), como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cfr. Mt 25, 34-36).

Los fieles, sin duda, podrán repetir tales visitas en el curso del Año Santo, obteniendo en cada una de ellas la Indulgencia plenaria, incluso cotidianamente.

El espíritu penitencial:

La Indulgencia plenaria jubilar podrá ser conseguida también mediante iniciativas que ayuden en modo concreto y generoso al espíritu penitencial que es como el alma del Jubileo, redescubriendo en particular el valor penitencial del viernes: absteniéndose, en espíritu de penitencia, al menos durante un día de distracciones banales.

Ayunando o practicando la abstinencia según las normas generales de la Iglesia y las especificaciones de los Obispos.