Los católicos y personas de buena voluntad no callaron frente a la blasfemia que hizo el equipo de béisbol ‘los Dodgers de Los Ángeles’, a través de la autodenominada «orden de vanguardia de monjas queer y trans».
‘Las Hermanas de la Perpetua Indulgencia’, como se les conoce y que tienen su sede en California, recibieron el Premio al ‘Héroe de la Comunidad’ de los Dodgers por su labor benéfica en su celebración de la «Noche del Orgullo Gay».
Miles de personas estamos ofendidas por la manera de como los Dodgers junto a los trans, se han burlado de la fe católica y, en particular, de las religiosas católicas.
Los católicos nos oponemos a cualquier actividad pública o privada que menosprecie y disminuya nuestra fe cristiana. Tampoco se puede premiar a aquellos que se dedican a insultar a Cristo y a sus discípulos.
Honrar a un grupo que claramente se burla de la fe católica y de las vocaciones de nuestras religiosas que forman parte de la Iglesia, es lo que conlleva a este repudio.
Los Dodgers han enviado un mensaje ofensivo para todos los cristianos del mundo. Por lo tanto, se ha consumado una blasfemia.
Acaso no es blasfemia que unos hombres ‘Drag Queen’ bailen eróticamente en un tubo intentando imitar a ‘Cristo’ en la cruz, siendo este grotesco acto una clara señal de odio anticatólico.
Solo queda el recuerdo de aquellos años donde los antiguos dueños del equipo profesaban respeto a nuestra comunidad y hasta patrocinaban a las escuelas católicas. Ahora, lo que han hecho los actuales propietarios es un auténtico sacrilegio.