Vivir en la experiencia de la generosidad

Estamos llamados a ser administradores generosos de nuestra relación con Dios en la oración.

Nuestros talentos tienen que estar al servicio de Dios.

Es importante que tengamos en cuenta el consumo cultural que nos rodea y que a menudo esa cultura le asigna un gran valor a las posesiones materiales y deja a un lado nuestros logros, y a su vez hace que sea más difícil confiar en Dios y en la experiencia de vivir en gratitud.

Dejamos la gratitud a un lado para perseguir las cosas que conducen a la envidia o la codicia.

El agradecimiento verdadero trae alegría, esa verdadera alegría se transforma en una generosidad que nos ayuda a vivir imitando al “Maestro”, imitando a Jesús nuestro Dios.