El Concilio Vaticano II llamó a la familia la “Iglesia Doméstica”, con esto nos dice que Dios está presente en el hogar.
La labor que se lleva a cabo en la familia es de colaboración con Dios. Los hijos son principalmente de él. Por lo tanto, el trabajo que hacemos en la casa al cumplir con nuestras obligaciones es santificador.
Para recordar que nuestro hogar es la “Iglesia Doméstica” sugerimos lo siguiente:
♦ Tengan agua bendita en su casa.
♦ Pongan una imagen de Cristo en un lugar prominente de su casa.
♦ Tengan una vela representando de esta manera la presencia de Cristo. Se enciende cuando se hace oración.
♦ Bendigan a sus hijos y a su cónyuge al salir de casa.
♦ Animar a que todos participen de la oración.
♦ Iniciar las reuniones de una manera positiva. Expresando agradecimiento y lo bueno que hay en cada uno de los miembros.
♦ Terminen el rezo en familia con un abrazo de reconciliación.