Oh Espíritu Santo,
eres Tú quien une mi alma a Dios:
muévela con ardientes deseos
y enciéndela con el fuego de Tu Amor.
Qué bueno eres conmigo oh Señor:
seas alabado y bendito por siempre
por el gran amor
que derramas sobre mí
Dios mío y mi Creador,
¿es posible que haya alguien
que no te ame?
¡Durante mucho tiempo no te amé!
(Oh Espíritu Santo), concede
al alma mía ser toda de Dios
y servirlo sin ningún interés personal,
sino solo porque es mi Padre y me ama.
¿Acaso hay algo más
que yo pueda desear?
Oh Señor Jesucristo,
cómo son desproporcionados
nuestros deseos a tus maravillas,
las cuales son más grandes
que cualquier petición nuestra
Amén.